
Este fenómeno lo ha conseguido la selección española de fútbol. Según iba ganando partidos en la Eurocopa de Naciones, más adeptos se unían a la causa. No importa si eres de Lugo o de Tarragona, del PP o del PSOE, del Real Madrid o del Barcelona, o si estas a favor de los trasvases o no. Todo el mundo con la misma bandera, y sin usarla de forma partidista. La bandera ha salido a las calles, se ha puesto en los balcones de las casas y en los coches, y está vez sin crespón negro. En los bares, en el trabajo, en la familia, el tema de conversación principal es lo bien que juega España. He oído hablar de fútbol a personas que normalmente no siguen este deporte, y que ahora, se conocen el nombre de muchos jugadores de la selección.
Pero cuando más unida está una nación, más se notan los tontos. Esos que se dedican a ir, portando banderas españolas con símbolos nazis, a donde se concentran los aficionados para ver los partidos o celebrar las victorias, y provocar a la policía para que cargue, o pegarle un botellazo a una cámara de televisión. O los que entran en foros de Internet a decir, evidentemente tonterías, metiéndose con los que escriben mensajes de apoyo a la selección. O un tal Joan Puigcercós, líder de ERC, que ha declarado que prefiere que gane Alemania la final.
Ahora que sabemos que podemos unirnos por una causa, sin que nos lo mande o sugiera alguien, deberíamos hacerlo más a menudo. Unámonos para luchar contra los especuladores que inflan los precios de los alimentos, o para luchar por una vivienda digna, o simplemente, para erradicar de España a todos los tontos. ¡¡¡ PO-DE-MOS !!!
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