sábado, 16 de febrero de 2008

MI GUERRA EN EL SÁHARA (II-EL PERIODO DE INSTRUCCIÓN)

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Bueno pues allí estaba yo saliendo del aeropuerto del Aaiún, montado en un camión de la Legión, que eran los encargados de transportarnos al BIR nº 1, en la playa del Aaiún. El campamento era un recinto muy grande, con una gran explanada donde se celebraban los actos oficiales como la Jura de Bandera. Nuestros alojamientos eran barracones de madera pintados de verde y las ventanas de blanco con, por supuesto, literas para dormir. A mí me tocó la 4ª Compañía.
Los primeros días pasan deprisa y sin hacerte a la idea de lo que está pasando. Te lo tomas como un campamento de verano. Te dan la ropa, vas conociendo nuevos amigos, te arengan sobre lo que sí y lo que no hay que hacer, un poco de ejercicio haciendo los primeros pasos de la instrucción, etc. Poco a poco esto se va intensificando. Empiezan las vacunas, te das cuenta que la comida es bastante mala, la instrucción se intensifica y, sobre todo, que llevas 15 días sin salir a la calle. Y cuando digo a la calle, no digo a la explanada a hacer la instrucción. Preguntando, nos enteramos que, hasta por lo menos un mes, no nos darán el primer permiso para salir del cuartel. ¡Pues que alegría!.
A todo esto, si os acordáis, yo llevaba la carta de recomendación del Capitán General de Canarias. No encontraba el momento de enseñarla y mucho menos a quien. No quería precipitarme y sobre todo que alguien me cogiera ojeriza ¡coño un enchufado! ¡se va a enterar este!. Una cosa que si tenía clara, era el pasar lo más desapercibido posible.
Había pasado un mes y ya habíamos realizado algunas conquistas de dunas, a base de correr, cuerpo a tierra y disparar, correr, cuerpo a tierra y disparar... y la primera marcha de 50 kms. (ida y vuelta) con todo el equipamiento y dándonos panzazos contra la arena cada vez que alguien tocaba un pito. Esto era por que se suponía que nos atacaba la aviación. ¿Pero es que el del pito no se cansa?. ¡¡¡Joder, como el no llevaba el arsenal que cargábamos nosotros y encima no se tiraba!!!. Bueno a lo que iba. Nos dieron el primer permiso. Yo solo salí luego otra vez durante el campamento. Aprendí que no se puede salir como borregos en manada. Imaginar el primer día de salida de tropecientos soldados, después de un mes de reclusión, en una ciudad como el Aaiún y con la pequeña salvedad de que, la policía militar era de la Legión.
¡¡¡Cómo echaba en falta Moncloa y mis amigos, e incluso a los "grises"!!!
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