jueves, 8 de abril de 2010

EL MURO DE SILENCIO PARECE QUE CAE

Lo mismo que el muro de Berlín fue derribado por iniciativa popular, sin que las autoridades civiles ni militares pudieran impedirlo, parece que ahora, de la misma manera, se está consiguiendo derribar otro muro, levantado durante décadas, que tapaba los abusos sexuales o agresiones físicas cometidos por miembros de la iglesia católica en todo el mundo.
Ese muro se cimentó sobre el miedo de las personas al poder que obstentaba la iglesia católica, amparado y fomentado muchas veces por gobiernos autoritarios, a los que les venía muy bien para sus intereses, esa alianza. El muro se fue levantando y reforzando gracias a la falta de información y la incultura de gran parte de la población.

Pero con el nuevo milenio en el calendario, viviendo en la era de la información con decenas de cadenas de televisión a nuestra disposición, y una Internet cada día más global y accesible el muro, más tarde o más temprano, sería derribado.
Y así parece que será. Todo ha empezado lentamente con denuncias y noticias sueltas, como las primeras personas que se acercaron aquella noche del 9 de Noviembre de 1989 al muro de Berlín y empezaron a quitar piedras con sus propias manos.
Noticias de dimisiones de obispos católicos en EE.UU, o Viena, de condenas de prisión en Canada, de denuncias a sacerdotes en Irlanda, empezaron lentamente a gotear y trasmitirse por la Red y, como aquella noche en Berlin, ha animado a muchas personas a acercarse al muro. Muchas personas se han animado a denunciar, se les ha quitado el miedo o la vergüenza, han empezado a derribar el muro de silencio.

La iniciativa de la Iglesia Católica Alemana, de instalar un teléfono para recibir y canalizar las posibles denuncias de sus ciudadanos, se ha desbordado con más de 13.000 llamadas en una sola semana de funcionamiento.
Si el Vaticano quiere salir medianamente bien parado de todo esto, debería dar la orden de que, en todo el mundo se siga la iniciativa alemana y se investigue esto a fondo. Que todos sus miembros se pongan a ello, en lugar de inmiscuirse en política tratando de decir que leyes civiles tienen que ser promulgadas por los gobiernos.

Y una vez que el muro se termine de derribar, se podrá ver lo que hay del otro lado y, en ese momento, es donde deben empezar a actuar los poderes civiles, aplicando todo el peso de las leyes sobre los autores y sus encubridores.

Pero todo esto no se puede generalizar y convertirse en una caza de brujas. Repartidos por todo el planeta, hay cientos de religiosos y religiosas ayudando a personas necesitadas de precisamente eso, ayuda. En África, en la India, en Sudamérica, o sin salir de España, en pequeños pueblos o barrios marginales de las grandes ciudades, hay personas que dedican su vida a ayudar a otras personas. Ellos, merecen todos mis respetos y admiración, los otros, me dan asco.
Si Jesucristo regresara a la Tierra, estoy seguro que volvería a entrar en los templos para echarlos látigo en mano.

No hay comentarios: